Prevención Cáncer Colorrectal
Autor/es: Dr. Dra. Dolores Maluenda Colomer, Dr. Javier Nebreda, Dr. Xavier Llor Farré
¿Cómo se previene el cáncer colorrectal?
Hay tres niveles de prevención.
Consiste en modificar las causas, tomando decisiones que competen a la Salud Pública. Su objetivo es disminuir la incidencia de cáncer colorrectal, tanto en la población general como en los grupos de riesgo (familiares de enfermos afectos, etc).
Consiste en realizar un diagnóstico precoz. Su objetivo es descubrir qué personas tienen mayor riesgo de padecer la enfermedad. Está internacionalmente aceptado que la prevención del cáncer colorrectal se realice de la siguiente manera:
– Pacientes sin antecedentes familiares de cáncer o pólipos de colon: se recomienda realización de colonoscopia total cada 5-10 años si no hay ningún hallazgo a partir de los 50 años.
– Pacientes con antecedentes familiares de primer grado con cáncer o pólipos de colon: la recomendación es realizar colonoscopia total a partir de los 40 años o 15 años antes de la edad de diagnóstico del familiar afecto, y repetirla cada 5 años si no existen alteraciones en dicha endoscopia.
– Referente a los síndromes hereditarios , tienen sus propios protocolos de prevención, según la enfermedad.
La prevención terciaria se refiere a las medidas que debemos realizar una vez nos han tratado un pólipo o tumor de colon, para prevenir su reaparición o la de otros distintos. Esta prevención, hoy por hoy, se basa en la realización de estudios endoscópicos y en función a ello lo dividiremos:
– PÓLIPOS: la prevención la realizaremos en base al tamaño del pólipo extirpado, las características morfológicas y la histología del mismo. Así pues, no es lo mismo un pólipo de 5 mm que otro de 3 cm, como tampoco es lo mismo si el pólipo tiene un pedículo (es decir, como un tronco en la base) de tejido sano que si está totalmente adherido a la pared (pólipo sesil), ya que éste tiene más riesgo que no se pueda extirpar del todo y se pueda reproducir. También, es importante el tejido del cual está formado el pólipo (histología), ya que unos tienen más riesgo de malignización (adenomas vellosos…) y otros menos (adenoma tubular, pólipo hiperplásico…). En base a todo ello realizaremos, después de la resección de un pólipo, control endoscópico entre los 6 meses y los 3 años. Posteriormente, esto se puede ir ampliando si no encontramos ningún otro pólipo hasta llegar a las revisiones cada 5 años.
– CÁNCER: en líneas generales la prevención terciaria respecto a una persona operada de cáncer de colon es la siguiente. Se realizan endoscopias anuales, para prevenir posibles recidivas del tumor y la aparición de pólipos nuevos, durante los 5 primeros años. Posteriormente, y si no ha habido ningún problema previo, se pasa a realizar revisiones endoscópicas cada 3 años, aproximadamente.
Preguntas más frecuentes
De la dieta, algunos medicamentos y algunas recomendaciones.
Las recomendaciones de la Sociedad Americana del Cáncer, The National Cancer Institute (NCI), The Word health Organization (WHO) publican recomendaciones muy parecidas, que se dirigen a la población que vive en países industrializados.
En España disponemos de las “Guías clínicas en Gastroenterología” consensuadas por profesionales de ámbito nacional.
Si bien sabemos que el cáncer colorrectal tiene un componente genético importante, también es cierto que existen unas diferencias muy grandes en su incidencia según la zona geográfica del mundo. A mayor nivel de desarrollo económico, más incidencia hay de cáncer colorrectal. Este hecho refleja la importancia de los factores medioambientales en el desarrollo de este tipo de cáncer. Dentro de estos factores, la dieta constituirá uno de gran importancia. Así sabemos que las grasas polinOsaturadas como el aceite de oliva, el calcio y la vitamina D, pueden colaborar en su prevención. Así pues cabe hacer recomendaciones en este sentido, sobre todo considerando que estos hábitos alimenticios son adecuados para una buena salud en general.
No se ha demostrado que tener divertículos en el colon predisponga al desarrollo del cáncer colorrectal.
Si estas enfermedades afectan una zona limitada del colon, este riesgo es similar al de la población general. Si la afectación incluye una parte importante del colon o todo el colon entero, el riesgo aumenta, sobre todo a partir de los 8 o 10 años de presentarse la enfermedad, por lo que se recomienda un programa de colonoscopias cada 1 o 2 años a partir de este tiempo.
Algunos consejos que pueden serle de utilidad
1.- Reducir la ingesta diaria de grasa de origen animal favoreciendo el consumo de grasas insaturadas como el aceite de oliva o de pescado.
2.- Incluir diariamente en la dieta frutas y vegetales.
3.- Ingesta moderada de alcohol (1 litro de vino por semana).
4.- Limitar al máximo la ingesta de alimentos conservados en sal y ahumados.
· Es recomendable moderar el consumo de carne roja, carne procesada y carne cocinada muy hecha o en contacto directo con el fuego.
· Una dieta rica en leche y otros productos lácteos está recomendada en la población de riesgo.
· No se recomienda la administración de betacarotenos, selenio, ni vitaminas A, B, C o E.
· No se recomienda la administración de suplementos de folatos.
1.- Hacer ejercicio regularmente, porque ayuda a prevenir el desarrollo del cáncer colorrectal. Evitar el tabaco porque predispone a desarrollar el cáncer colorrectal.
2.- Este es otro de los efectos nocivos de esta droga sobre la salud.
3.- Evitar el sobrepeso y la obesidad.
1.- Los antiinflamatorios no esteroideos, entre los que se incluye el ácido acetil salicílico (Aspirina). que a dosis bajas ha demostrado su eficacia, si bien no se recomienda su uso generalizado por los efectos secundarios que conllevan.
2.- El tratamiento hormonal posmenopáusico no se recomienda en la prevención.
Sí, aunque NO están totalmente demostradas, si bien hay muchos estudios de investigación en marcha, con el fin de valorar los efectos beneficiosos que nos pueden aportar la utilización de los probióticos y prebióticos.
En esta web iremos informando oportunamente de los resultados que hayan sido publicados.
El intestino no es un simple órgano de absorción Es el elemento más relevante para la actividad del sistema inmune. Sus células inmunocompetentes reconocen los agentes patógenos y activan la producción de linfocitos, que, a su vez segregan anticuerpos inespecíficos. En condiciones normales, existe una gran variedad de microorganismos que colonizan la última parte del intestino delgado y del grueso, constituyendo la flora intestinal del ser humano. Muchas de estas bacterias son beneficiosas para nuestro organismo y aunque otras podrían ser perjudiciales, conviven en la luz intestinal en equilibrio entre ellas.
El estrés, los malos hábitos alimentarios o el abuso de antibióticos son algunos de los factores que pueden afectar negativamente a este equilibrio. Al romperse, se pueden producir diversos trastornos intestinales. Por este motivo, es importante mantener las funciones de las bacterias beneficiosas del intestino.
De un tiempo a esta parte se están poniendo de moda los alimentos funcionales. Son alimentos enriquecidos que, no sólo aportan a quién los ingiere beneficios meramente nutricionales, sino también otros que le permiten mejorar su salud. Tal es el caso de los prebióticos y de los probióticos, que, además de nutrir a quién los consume, colonizan el intestino modificando positivamente la flora intestinal y mejorando el funcionamiento del sistema inmune y, por tanto, la salud global del organismo.
Son aquellos microorganismos vivos, principalmente bacterias y levaduras, que son agregados como suplemento en la dieta y que benefician al huésped, mejorando el balance microbiano de su flora intestinal. O, en otras palabras: son microorganismos vivos que, ingeridos en cierta cantidad, pueden proporcionar efectos beneficiosos para el organismo.
Estos microorganismos ingeridos a través de la alimentación logran llegar vivos al intestino delgado dónde interaccionan con las bacterias de la microflora endógena. Además, colonizan el intestino grueso y estabilizan la flora intestinal, al adherirse a la mucosa del intestino para impedir la actividad de los microorganismos dañinos. Por tanto, estas bacterias acidolácticas tienen también propiedades inmunomoduladoras en la medida en que estimulan la producción de anticuerpos y refuerzan el sistema inmune.
Todavía faltan estudios rigurosos para poder sacar aplicaciones concretas en el cáncer de colon. En líneas generales diríamos que, eliminarían los metabolitos desfavorables y las enzimas procancerogénicas en el colon.
La característica que define a un microorganismo como probiótico es que pueda sobrevivir a los efectos de los jugos gástricos y las sales biliares, llegando activo al intestino grueso para llevar a cabo sus funciones beneficiosas. Faltan muchos estudios para ponerse de acuerdo en qué alimentos son probióticos y cuáles no.
Por el momento las bacterias (casei, acidophilus, bifidobacterias) sí tienen propiedades nutricionales e inmunomoduladoras contrastadas.
Son aquellos ingredientes alimentarios no digeribles de los alimentos- en concreto, carbohidratos de cadena corta- que afectan beneficiosamente al huésped estimulando de forma selectiva el crecimiento y/o la actividad de una o de un limitado grupo de bacterias en el colon y, de este modo, mejora la salud del organismo huésped.
Es decir, se trata de sustancias mayoritariamente de origen vegetal que estimulan el crecimiento y la actividad de las especies bacterianas beneficiosas para el organismo.
Por el hecho de no ser digeribles por los jugos gástricos llegan intactas al intestino grueso donde potencian la absorción de los alimentos prebióticos, mejoran las funciones de la flora intestinal, regulan sus funciones y hacen aumentar el número de bifidobacterias útiles. Además, controlan durante el tránsito intestinal la absorción de grasas por parte del organismo, actuando como antimicrobianos y anticancerígenos.
Cuando los ingerimos, los prebióticos (oligosacáridos e inulina) son transformados por las bacterias de la flora intestinal y fermentan en el colon produciendo ácidos grasos de cadena corta. Estos ácidos grasos son importantes para mantener la función de las células intestinales, disminuyen el pH colónico y pueden prevenir así la posibilidad de desarrollar el cáncer de colon.
De todos modos, faltan estudios serios rigurosos para sacar conclusiones sobre la función de los prebióticos en la prevención del cáncer de colon.